Tratándose del campo de la educación, el significado del térrmino pertinencia nos ubica en diversas connotaciones, de acuerdo con las inferencias que hacemos de nuestras lecturas pedagógicas, entre otros aspectos. Por ejemplo, la pertinencia de la educación puede asociarse con “el aprendizaje del educador al educar”, lo cual, según el maestro Paulo Freire, “se verifica en la medida en que el educador humilde y abierto se encuentre permanentemente disponible para repensar lo pensado, revisar sus posiciones”. también es viable, acorde con planteamientos del escritor Carlos Fuentes, relacionar la pertinencia de los procesos educativos con la “misión de las instituciones educativas: la búsqueda de la verdad, el respeto a la pluralidad, las formas rigurosas de aproximarse al estudio de los fenómenos nacionales, sociales”. Otra manera de abordar el tema de la pertinencia en el terreno educativo, a tono con el fi lósofo Julián Mariás, podriá ser la de “seguirle los pasos a la educación sentimental, la forma más íntima y profunda de civilización”. Nuestra visión acerca del tema quizás encuentre su derrotero en una de las “convicciones” del investigador Jesús Martín-Barbero: “estamos pasando de una sociedad con sistema educativo a una sociedad educativa, esto es cuya red educativa lo atraviesa todo: el trabajo y el ocio, la ofi cina y el hogar, la salud y la vejez”. en este tópico de la pertinencia de la educación, también es válido traer a colación el punto de vista del catedrático Fernando Savater en su libro “el valor de educar”, a saber: “Antes que nada, la educación es la revelación de los demás, de la condición humana como un concierto de complicidades irremediables”.
PARADIGMA CRÍTICO.
la teoría crítica es fundamental la relación entre teoría y práctica, porque ella misma surge de la revisión de esta relación, y es por ello que la concepción de la relación teoría-práctica es el criterio que utiliza el paradigma crítico para diferenciar los distintos paradigmas o tradiciones de la investigación. La ciencia social crítica será, pues, aquella que yendo más allá de la crítica aborde la práctica crítica; esto es, una forma de "ilustración" de una acción social transformada. Esto requiere una integración de la teoría y la práctica en momentos reflexivos y prácticos de un proceso dialéctico de reflexión, ilustración y lucha política, llevado a cabo por los grupos con el objetivo de su propia emancipación.
A la luz de este paradigma, la teoría crítica genera las siguientes consideraciones sobre lo que debe ser una teoría educativa: La teoría educativa debe rechazar las nociones positivistas de racionalidad, objetividad y verdad; La teoría educativa debe admitir la necesidad de utilizar las categorías interpretativas de los docentes; La teoría educativa debe ofrecer los medios para distinguir las interpretaciones que están ideológicamente distorsionadas de las que no lo están; y debe proporcionar también alguna orientación acerca de cómo superar los autoentendimientos distorsionados; La teoría educativa debe preocuparse de identificar aquellos aspectos del orden social existente que frustran la persecución de fines racionales, y debe poder ofrecer explicaciones teóricas mediante las cuales los enseñantes vean cómo eliminar o superar tales aspectos; La teoría educativa es práctica, en el sentido de que la cuestión de su consideración educacional va a quedar determinada por la manera en que se relacione con la práctica.(Carr y Kemmis 1988)
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